Había una vez una pequeña hormiguita que vivía en el bosque de la luciérnagas, a media hora del río amazonas. La hormiguita soñaba con ser como sus "hermanas" las luciérnagas, ya que desde que ella nació había vivido en este bosque.
Un día la hormiguita con su afán de brillar y volar decidió ir a la laguna escarchada la cual tenía un mito de que todo aquel animal que se bañara en ella brillaría como el sol y volaría como un águila. Así pues la hormiguita preparó provisiones y decidida emprendió el viaje. Después de muchos obstáculos la hormiguita logró llegar a su destino final y cuando observó es laguna tan brillante se zambulló en ella, pero al salir se dio cuenta que no había cambiado en nada. Así pues la hormiguita triste y desilusionada emprendió de nuevo el camino de regreso a su hogar.
La moraleja de esta fábula es que hay que aceptarnos y querernos tal y como somos, sin internar aparentar o llegar a ser un espejo falso y erróneo de lo que jamás seremos.
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